viernes, 15 de abril de 2016

AHORA, LA REPÚBLICA

Manifiesto de la Marea Tricolor, en la concentración de ayer, día 14 de abril de 2016, en la Glorieta de Murcia,  con motivo de la conmemoración del 85 aniversario de la proclamación de la Segunda República Española.



MANIFIESTO: 

Ahora, la República

Por una República democrática y social


Desde la Plataforma Marea Tricolor queremos señalar que el 14 de abril de 2016, conmemoramos y rendimos homenaje a aquel pueblo español que, en 1931, tras unas elecciones municipales, obligó a la monarquía corrupta de Alfonso XIII a dar paso a la II República Española. República que recordamos con emoción porque en su breve vida instauró las mayores libertades de las que hemos gozado el pueblo español, reconoció el derecho al voto de las mujeres, impulsó la cultura y la investigación científica, inició una reforma agraria en beneficio de las clases populares, y, desde el respeto a las creencias religiosas de cada uno, instauró un Estado laico con separación efectiva de Iglesia y Estado. Libertades y derechos que nos fueron arrebatados por un golpe de estado, y fueron sepultados en la larga noche del franquismo.


El pasado, el presente y el futuro se cruzan en este día en el que nos reunimos a recordar y soñar con lo que pudo ser y no fue pero seguimos anhelando. Y no somos pocos los que demasiado a menudo nos topamos, con el viejo sistema de valores y símbolos del nacionalcatolicismo franquista,  encarnado hoy en la restauración borbónica. El mismo sistema de valores con el que doblegaron a nuestros abuelos, oprimieron a nuestros padres y en los últimos tiempos se extiende sobre toda la población. Sistema que legitima a patriotas que nos venden resignación para los pobres, resignación para los trabajadores, resignación para las mujeres, resignación para los ecologistas, resignación para los estudiantes, resignación para todos y todas. Pero para ellos y su élite han establecido un mundo de paraísos fiscales, inmunidad y amnistía.

Hoy vivimos en una sociedad diferente a la de 1931, pero con un mismo régimen monárquico impuesto por un dictador, hipotecado por una deuda impagable y sometido a la OTAN, una organización militar al servicio del imperialismo de la Unión Europea-Estados Unidos de América. Porque la monarquía se presenta hoy a nuestros ojos como una institución fundamentalmente no democrática, salpicada por casos de corrupción y cuestionada por la opinión pública. Pero la monarquía de nuestro país no es sólo la Casa Real, sino que representa todo un modelo político y social que está dando muestras de agotamiento. La monarquía es el modelo político del que se dotaron las clases dominantes y la oligarquía postfranquista para conservar sus privilegios, mediante una transición tutelada hacia una democracia deficiente. 

Hoy, ese modelo institucional, social y político, el Régimen del 78, está agotado y se ha vuelto incapaz de satisfacer las aspiraciones básicas de nuestro pueblo. La crisis económica ha puesto de manifiesto que ese régimen, en el que la soberanía popular puede ser secuestrada por los intereses de los grandes capitales, ya no nos vale. Los recortes, la precariedad, el aumento de la pobreza y la corrupción generalizada apuntan, no a una crisis económica coyuntural de la que estemos saliendo, sino a una auténtica crisis de legitimidad de ese Régimen del 78. Es por ello que estamos más necesitados que nunca de una ruptura democrática con el Régimen. La crisis de legitimidad de las instituciones ha hecho que la clases dominantes muevan ficha y, bajo la forma de reformas constitucionales de poco calado, quieren llevarnos a una segunda transición en la que nada cambie.

No necesitamos una segunda transición en la que, al igual que en la primera, el pueblo esté ausente. Lo que realmente necesitamos es romper con el régimen monárquico que ha truncado la soberanía popular para defender los intereses de una minoría y progresar hacia un modelo político en el que la ciudadanía sea dueña de su destino. Esa ventana de oportunidad no es otra que la república, el sistema político más democrático y el camino ha de ser el de un proceso constituyente desde abajo, pues la democracia no se puede construir sin el pueblo constituyente y soberano.

República es soberanía popular. Una soberanía que nos la roban a diario con tratados europeos mandatados por las élites económicas y grandes monopolios, tratados que además de suponer una pérdida flagrante de soberanía ponen en riesgo nuestro entorno y nuestra vida, como el TTIP. Recuperar soberanía a través de un proceso constituyente de todas y todos, es luchar por el empleo, es recuperar la economía y la moneda, es no pagar la deuda ilegítima y priorizar los servicios públicos.

Republica es igualdad. Queremos un país donde la vida de una mujer valga lo mismo que la de un hombre, donde sus salarios sean iguales, donde todo el conjunto de normas sociales, legales, y económicas que construyen un sistema patriarcal acaban derruidas bajo la construcción de una
sociedad nueva que combate desde lo cultural, lo político y lo social al patriarcado. Una República donde no tengamos que soportar ni un asesinato más a una mujer.

Queremos una República plurinacional, porque España lo es. Nunca más un país que no sabe reconocerse como tal, con la riqueza de las distintas naciones que lo integran. Decimos no al odio entre territorios, decimos sí al derecho a decidir.

Por todo lo expuesto, proclamamos con alegría, AHORA, LA REPÚBLICA.

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