martes, 29 de marzo de 2016

El problema no es el laicismo

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/03/29/problema-laicismo/724778.html

La decisión del Parlamento de Noruega, de hace unos meses, de aprobar la separación Iglesia-Estado lleva implícita la renuncia de éste al nombramiento de prelados y otros cargos de la Iglesia protestante de ese país, lo que le convierte en uno de los pocos de Europa en los que, desde el respeto y el mutuo reconocimiento, ambas instancias marchan por separado.
Viene esta cita a colación por el ´quilombo´ (como diría un muy buen amigo argentino) que se montó en el pasado Pleno del Ayuntamiento de Murcia a raíz, precisamente, de una moción por el laicismo presentada por Cambiemos Murcia. Vaya por delante que no voy a ser yo quien refuerce la opinión de quienes pensaron que la iniciativa no era oportuna. Creo, además, que hay que tener una fuerte convicción y sentido de la coherencia política para soportar, como lo hicieron los concejales de Cambiemos, toda la batería de descalificaciones, insultos y salidas de tono protagonizadas por una parte del público que se coló en unas pajareras para cuyo acceso, en la mayoría de las ocasiones, se dan unas medidas de control personal ausentes en esta ocasión. Pero, a renglón seguido, también pienso que abordar una moción de este tenor estaba abonada al fracaso. Por dos motivos: 1, por el sabido escaso apoyo que ésta concitaba precisamente por parte de formaciones de izquierdas que quizás antepusieron sus miras electoralistas al apoyo de un texto, llamado a ser polémico por el contexto en que se debatía, pero cuyo contenido está plenamente justificado a la luz del artículo 16 de nuestra Constitución, y 2, por la propia idiosincrasia de la derecha murciana, renuente a cualquier cambio que altere sus arraigadas convicciones conservadoras, pero perfectamente permisiva ante la corrupción.
Dicho esto, coincido con la opinión de los concejales proponentes, Nacho, Sergio y Margarita, de que la moción no tenía la intención de cuestionar la Semana Santa. Pienso, como ellos, que ese debate, que tan airadamente se amplificó por parte de unas cofradías pasionales nada objetivas –pues eran parte interesada–, es un falso debate, pues, bajo una Administración verdaderamente laica, y respetando, cómo no, el innegable interés turístico-cultural de las procesiones murcianas, no debería ser un asunto polémico que las cofradías concurrieran a las subvenciones públicas por los cauces habituales de transparencia e igualdad de oportunidades respecto de otros colectivos.
Tampoco debería levantar ampollas, pues así está estipulado en el artículo 16.3 de la Constitución («Ninguna religión tendrá carácter estatal»), la recomendación de que la Corporación municipal no participe en actos convocados por la Iglesia, como procesiones, misas mayores.... y sí en actos civiles que vinculen a todas las personas del municipio, creyentes y no creyentes.
El acto de protesta convocado por las cofradías en la Glorieta –por cierto, no superior en número de personas asistentes al de la noche anterior, en el que se denunciaba la política de la UE respecto de los refugiados– estuvo, pues, claramente manipulado. Muchas de las personas asistentes, llevadas o no de buena fe a esa concentración, con seguridad desconocían el contenido de la moción que se discutía unos metros más allá en el salón de plenos. Cito literalmente algunos párrafos de la moción, que hubiera salido adelante en un país más avanzado, como Noruega. Y ustedes juzguen.
«No se donará ni facilitará suelo público, ni locales, ni se concederá financiación pública o exenciones fiscales municipales para la instalación de infraestructuras o realización de actividades a ninguna confesión o institución religiosa» (¿Les suenan temas como Ucam y la cesión de suelo a empresas de educación privadas?). Más: «[...] Este Ayuntamiento se pronuncia a favor de que se modifiquen las leyes y acuerdos estatales pertinentes para que todas las entidades religiosas o de naturaleza ideológica no tengan exenciones de impuestos municipales, incluido el de Bienes Inmuebles (IBI), que se deriven de su actividad, ya sea de carácter religioso o mercantil». Y la guinda, para soliviantar aún más los ánimos: «El Ayuntamiento elaborará un censo de propiedades rústicas y urbanas de las que haya podido apropiarse la Iglesia, mediante el sistema de inmatriculación desde 1946».
La ´madre del cordero´, pues, no era la supresión de las procesiones que, incluso de haberse aprobado la moción, hubieran seguido desfilando como siempre. El problema no era el laicismo municipal, un concepto que, siguiendo la estela del Papa Francisco con ocasión de su viaje a Río de Janeiro en julio de 2013, los verdaderos creyentes deberían tener asumido. El problema era la ´pela´. Y digo más: desde mi posición de ateísmo consciente, creo que Jesús de Nazaret, el que predicara la compasión, el amor y la empatía con las personas menesterosas, se hubiera sentido más próximo a las personas que se manifestaron la noche anterior en solidaridad con quienes huyen del horror y a quienes, arriesgándose a sanciones penales, están con las personas desahuciadas, que a los que propugnan el mantenimiento de unos privilegios de todo tipo, camuflándolos con una vehemente defensa de unas prácticas piadosas, artístico-culturales y turísticas (las procesiones) que nadie, con un mínimo sentido común, cuestiona hoy.


jueves, 17 de marzo de 2016

Miles de personas protestan en Murcia contra el preacuerdo de la UE con Turquía

A juicio de las organizaciones convocantes y adherentes, este preacuerdo, ilegal e inmoral, atenta contra los Derechos Humanos y el Derecho de Asilo, por lo que piden que el Gobierno español inste a la reconsideración  del principio de acuerdo con Turquía en el próximo Consejo Europeo del 17 y 18 de marzo.


Diego Jiménez/Murcia.- Convocadas por la Coordinadora de ONG´s  para el desarrollo, miles de personas se concentraron en la tarde de  ayer, día 16 de marzo, como en otras muchas ciudades españolas,  en la Glorieta de Murcia, para expresar su protesta contra el reciente preacuerdo de la UE con Turquía. El acto contó con la adhesión de unas cuarenta asociaciones ciudadanas, sindicatos y partidos políticos de izquierda.


A juicio de las organizaciones convocantes y adherentes, este preacuerdo es “vergonzoso, ilegal y vulnera la Carta Internacional de Derechos Humanos, el artículo 19 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y la Convención de Ginebra para los Refugiados”. Al tiempo, denuncian que “evidencia la absoluta insensibilidad de la UE y los Estados miembros ante esta crisis humanitaria, y da vía libre a las devoluciones sumarias en caliente”.



“La UE ha “comprado” las devoluciones a Turquía por 3.000 millones de euros por los costes de gestión y 3.000 millones adicionales en 2.018, además de la eliminación del requisito de visado para los ciudadanos turcos en Europa a partir de 2016 y la agilización de la entrada de Turquía en la UE”, nos recuerdan.  Se advierte, así mismo, que “esta medida provocará la apertura de otras vías más peligrosas y costosas para las personas refugiadas devueltas que pretendan llegar a la UE”.  Las organizaciones firmantes llevan mucho tiempo defendiendo que la comunidad internacional debería invertir “tiempo y recursos” para restablecer la paz en Oriente Medio, por lo que los Estados de la UE “deberían trabajar en la puesta en marcha de vías legales y seguras para que las personas refugiadas no tengan que arriesgar sus vidas para lograr protección”, quizás porque, afirman, “Europa tiene capacidad de respuesta pero no voluntad política”. 

Por todas estas razones, exigen que “el Gobierno español inste a la reconsideración  del principio de acuerdo con Turquía en el próximo Consejo Europeo del 17 y 18 de marzo”.





martes, 15 de marzo de 2016

EUROPA RESQUEBRAJADA

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/03/15/europa-resquebrajada/721667.html

Andrés Laguna, un humanista que llegó a ser médico personal del emperador Carlos V, del rey Felipe II y de los papas Paulo III y Julio III, invitado el 22 de enero de 1543 a dar una conferencia en la Universidad de Colonia, dejó atónito al auditorio, compuesto de príncipes y nobles, al hacer un llamamiento a la unidad y la concordia, en una Europa asolada por las guerras de religión, el latrocinio y la insolidaridad. Laguna fue un adelantado a su tiempo, un precursor de quienes, como el abate Saint-Pierre, Rousseau, Bentham yKant, propugnaron también ideas europeístas y universalistas. Pero la construcción europea, que en el pasado siglo recibió el impulso de personas como Konrad Adenauer, Winston Churchill, Alcide de Gasperi, Jean Monet y Robert Schuman, entre otros, es hoy un proyecto renqueante. La Unión Europea (UE), integrada hoy de lleno en el sistema-mundo (Immanuel Wallerstein), que precisamente los países más prósperos del continente en el siglo XVI (Inglaterra, Francia, España, Portugal...) impulsaran, no es hoy el espacio de paz y solidaridad con el que sus precursores soñaran, pues la actual UE, que arrancó con el Tratado de Roma y se consolidó con los de Niza, Maastricht, Acta Única y Lisboa, responde más a la defensa de los intereses de las corporaciones transnacionales, de aquí y de allá, como lo atestigua el apoyo del Europarlamento al TTIP. 

Al decir de analistas como William I. Robinson, el capital transnacional requiere que las naciones-estado, diluida su soberanía en favor de instancias supranacionales, desempeñen funciones como la adopción de políticas fiscales y monetarias que garanticen la estabilidad macroeconómica, y medidas para el control, el orden y la estabilidad social. Y esa labor la cumplen a la perfección las actuales instancias comunitarias y el Fondo Monetario Internacional (Troika). 

En relación con el drama de la inmigración, en los últimos días dos pactos lacerantes llevan la firma del Consejo Europeo. Por un lado, el suscrito con el Reino Unido, pensado para garantizar su permanencia en la UE a cambio de permitirle discriminar a los trabajadores que quieran entrar a su territorio en función de su pasaporte. Por otro, el acuerdo con Turquía, que por 6.000 millones de euros se dispone a constituirse en el Estado-tapón que facilite al Gobierno de Erdogan (el mismo que masacra al pueblo kurdo, ante lo cual la UE mira hacia otro lado, como ante el cierre del paso fronterizo a 90.000 civiles que huyen de ese horror) visados y acelerar el acceso a la UE. Una desesperada llamada de socorro recogida de las redes sociales, lanzada por una de esas personas voluntarias que intentan prestar ayuda en el campo de Idomeni, frontera entre Grecia y Macedonia, es ilustrativa del drama que se está viviendo: «Ya es noche cerrada. Diluvia. No hay lugar para resguardarse en el campo. Críos llorando por todas partes. Padres corriendo con sus bebés. Esto es terrible? Todo el suelo es barro. Es territorio UE. Siento vergüenza de ser europeo». Esto está ocurriendo a diario. También en Calais. Es un exterminio lento, pero consentido, asimilable al que se diera en abominables campos de la muerte como Auswichtz, Treblinka, Dachau... Y el Mediterráneo, otrora mar que facilitara los contactos y vínculos culturales entre sus pueblos ribereños, cumple hoy la función de las cámaras de gas nazis. 

El drama es sangrante. Y no nos sirve de excusa, para lavar nuestras adormecidas conciencias, que 'sólo' el 20% del total de personas que emprenden la peligrosa aventura de llegar a la ansiada Europa son sirios, un 7%, afganos, y un 3%, iraquíes, por lo que los dos tercios restantes serían personas catalogadas como migrantes económicos. Las instituciones comunitarias de esta Europa rica, que por fortuna alberga gentes capaces de sentir empatía por el otro (la respuesta ante los atentados de la estación de Atocha de Madrid, de los que ahora se cumplen doce años, y los de París, son un ejemplo), vienen actuando, ante el drama de la inmigración, con una tremenda hipocresía.

Sorprendieron, en su día, las extrañas apelaciones de Angela Merkel a la necesidad de adoptar medidas humanitarias. Quizás porque un porcentaje de esa población joven y formada era precisa para compensar la baja natalidad alemana y el descenso, por tanto, de la producción y consumo internos. Pero no nos sorprenden las respuestas reaccionarias ante la supuesta islamización de Occidente, pues los primeros promotores de la estigmatización de la población inmigrante son los propios Gobiernos de la UE; las declaraciones filonazis (asimilables a las del norteamericano Donald Trump) y/o las actuaciones de los primeros ministros de Hungría, Eslovaquia y Croacia, entre otros, son una constatación de ello. 

Como decía hace unos días Varoufakis, el actual proyecto europeo, insolidario en lo interno en virtud de políticas austericidas que condenan a sus pueblos, y en lo externo, del que el drama actual de los inmigrantes es un ejemplo, contiene ya todos los elementos para considerarlo fracasado. Esta Europa que se resquebraja por tantos frentes no es un proyecto ilusionante ni, por supuesto, de futuro

martes, 1 de marzo de 2016

Pacto PSOE-C´s. Apuntalando el régimen

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/03/01/pacto-psoe-cs--apuntalando/717906.html


He leído, con cierto detenimiento, las 67 páginas en las que se contiene el Acuerdo PSOE-Ciudadanos suscrito hace unos días con todo boato en dependencias del Congreso por los líderes de ambos partidos. Al hacerlo, me movía no sólo la curiosidad, sino la necesidad de constatar que las críticas vertidas por la izquierda tenían fundamento. Tras ojear el texto, con un total de casi 200 medidas en siete capítulos, he de decir que coincido con quienes afirman que contiene algunos avances. Pero, al ser el resultado de una transacción, con indudables concesiones a la derecha política y económica, a la Troika y a las instancias comunitarias, el documento está muy lejos de constituirse en una herramienta para el cambio.

Es imposible resumir en los límites de un artículo como éste el conjunto de medidas más polémicas. Trataré de comentar algunas. 1. No se suprimen las reformas laborales del PP y PSOE. En lugar de eso, junto a las antiguas modalidades de contratación laboral se añade la figura del contrato estable y protegido, una nueva versión del contrato temporal que hace posible el despido durante el primer año con una indemnización de 12 días, y de 16 días durante el segundo. 2. En Educación, no se deroga la LOMCE. Tampoco se dice nada del decreto 3+2 en enseñanzas universitarias, lo que ha enervado los ánimos de los estudiantes, que han anunciado huelga para el mes de abril. 3. Respecto a la lucha contra las desigualdades y la protección social, se aboga por un polémico complemento salarial garantizado. En referencia a los desahucios, nada se dice de la dación en pago. Se anuncia una exigua subida del Salario Mínimo Interprofesional en un 1%. Se mantiene el copago farmacéutico. 4.En el capítulo referido a las reformas del sistema democrático y la lucha contra la corrupción, junto a indudables avances (se habla de constituir una Oficina Anticorrupción) se detecta una tibieza en la solución de temas tan espinosos como el del cese de altos cargos, concejales y parlamentarios, que sólo se producirá cuando se les abra juicio oral. 5. En la reforma constitucional, junto a asuntos menos comprometidos como el de eliminar la prevalencia masculina en la línea de sucesión a la Corona, se expresa una clara negativa al referéndum de autodeterminación en cualquiera de los territorios del Estado, solución drástica que se trata de compensar con la más que calculada indefinición en lo referente a la reforma del Título VIII de la Constitución, pues aunque se habla de suprimir las diputaciones provinciales, se detectan pocos avances para la articulación federal del Estado. 

Pero, además, en el Acuerdo, hay viejas reivindicaciones de la izquierda que ni siquiera se citan. 1. A pesar de la gravedad de la crisis, no hay un Plan de Emergencia Social. 2. Con una clara concesión a Bruselas, la Troika y Angela Merkel, en materia fiscal no se deroga el artículo 135 de la Constitución (que, como es sabido, supedita la prestación de servicios al pago de la Deuda); antes al contrario, el Gobierno mantendrá un fuerte compromiso con la estabilidad presupuestaria y el cumplimiento del Pacto de Estabilidad de la UE. Y la propuesta de reducción del IRPF que pagan los ciudadanos y ciudadanas se aplaza hasta que lo permitan las disponibilidades presupuestarias. 3. Se habla de retocar de nuevo el Código Penal pero no de derogar la Ley Mordaza. 4. En política exterior, no hay referencias expresas a exigencias inaplazables a temas como el TTIP, que estos días se negocia secretamente en Bruselas. Se hace escaso énfasis en la solución de la grave crisis migratoria que está poniendo en cuestión los cimientos constitutivos de la UE. Respecto a las crisis de Siria y Afganistán, lejos del antimilitarismo y pacifismo que han sido las señas de identidad de la izquierda, el acuerdo cita la necesidad de «intervenciones específicas frente a potenciales amenazas fuera de nuestras fronteras», además de apoyar la coalición global contra el ISIS. 5. En libertad religiosa, nada se dice de denunciar los Acuerdos con el Vaticano de enero de 1979, y sí de la revisión de los mismos para establecer un nuevo marco de relación Iglesia-Estado. 

Escribo estas líneas antes de que se haya producido la consulta del PSOE a las bases del partido. Además de que coincido con José Antonio Pérez Tapias en que esta vaga pregunta no tiene sentido a posteriori de la firma del Pacto, creo que este documento, una concesión al neoliberalismo imperante en España y Europa, es una operación cosmética, un lavado de cara y un apuntalamiento de un régimen, el nacido en 1978, que se resiste a desaparecer. 

Soy de los que piensan que, fracasada con seguridad la investidura de Pedro Sánchez (cuando estas líneas vean la luz estaremos asistiendo al primer 'asalto'), estamos abocados a nuevas elecciones el 26 de junio. Es pronto. Pero la izquierda del PSOE está obligada a tender puentes para superar en un futuro próximo, en la calle y en las urnas, las limitaciones de este partido.