martes, 4 de marzo de 2014

SECUELAS DEL 23F

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2014/03/04/secuelas-23f/540422.html

La tarde del 23F regresaba en coche hacia Cartagena, después de cumplida mi jornada laboral en el colegio. La noticia del “tejerazo” me llegó a través de la radio del coche. Recién licenciado en Historia unos años antes, inmediatamente advertí que aquello era un golpe de Estado en toda regla. No era posible, pensé,  que en esa España en que habíamos empezado a idealizar los frutos de la llamada Transición democrática volviéramos a los tiempos de los pronunciamientos militares. Con distinto signo, progresista o reaccionario,  todos ellos supusieron la interrupción y/o reforma del orden político vigente durante los siglos XIX y XX. Sin ánimo de ser exhaustivo, enumeremos la cronología de los más significativos de aquéllos. 

En enero de 1820, la sublevación en Cabezas de San Juan del entonces teniente coronel Rafael de Riego obligó a Fernando VII a restablecer la Constitución de 1812, con aquella cínica alusión de “marchemos todos juntos, y yo el primero, por la senda constitucional”. En 1836, la rebelión de los sargentos de La Granja impuso a la regente María Cristina la vuelta a la Constitución de 1812. En 1854, el golpe militar de los generales Leopoldo O´Donnell y Domingo Dulce (la “Vicalvarada”) puso fin al gobierno moderado, accediendo al poder los progresistas. En septiembre de 1868, la sublevación de la escuadra en Cádiz al mando del almirante Topete (la “Gloriosa”) obligó  a la reina Isabel II a cruzar la frontera rumbo al exilio, inaugurándose la etapa del Sexenio Revolucionario. En enero de 1874, la entrada de Pavía en las Cortes, donde se votaba una moción de censura contra el presidente Emilio Castelar, condujo al final de la primera etapa republicana. A finales de ese año, la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII vino precedida del pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto.

Los pronunciamientos militares tuvieron su continuidad el siglo XX. Así, en septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, da un golpe de mano e inaugura una dictadura de casi siete años, con la connivencia de Alfonso XIII. En diciembre de 1930 se produce la sublevación en Jaca, a favor de la República,  de los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández, condenados luego a muerte. En el verano de 1932, se subleva en Sevilla contra la II República el general Sanjurjo, contrario a las reformas militares impulsadas por Azaña y a la discusión en esos momentos en las Cortes  del Estatuto de Autonomía de Cataluña. En julio de 1936, la sublevación del Ejército de África, al mando de Franco,  con apoyo en la península de los generales Mola, Saliquet, Goded, Queipo de Llano… iba a suponer, como sabemos, el inicio de la Guerra Civil.

Respecto al 23F de 1981, señalaré muy sucintamente las secuelas de esa asonada militar en un régimen, el de la Transición, que no había roto del todo amarras con el pasado franquista. Y me interesa destacar, sobre todo, la pasividad popular: durante esa tarde-noche, todo el mundo anduvimos pegados al televisor, esperando al rey ‘salvador’. Por lo que su comparecencia a primeras horas de la madrugada del día 24 sirvió para consolidar a la Corona. El ‘éxito’ del 23F, por otra parte, recogía los frutos de los primeros años de una Transición que defraudó muchas expectativas populares, entrándose en un proceso de desafección hacia la política, hoy más que evidente. Ese golpe militar legitimó, además, la entrada de España en la OTAN y produjo un vuelco hacia la derecha, con la LOAPA (Ley de armonización del proceso autonómico) como estandarte antinacionalista. A mayor abundamiento, la posterior ley de partidos políticos consolidó el bipartidismo que hoy sufrimos. Consecuencia directa de ese intento de golpe fue también el reforzamiento del Ejército como garante del orden constitucional y de la unidad de España, lo cual supuso la paralización del debate sobre la articulación del Estado en un sentido más federal. Y algo, cómo no, preocupante: la no revisión del pasado criminal del régimen franquista, esto es, la negación de la Memoria Histórica.


En la Región de Murcia, por ello,  han surgido iniciativas cívicas en este sentido. Los trabajos que, en este campo, viene realizando la Asociación de la Memoria Histórica de Cartagena se suman a los del Ateneo de la Villa de Archena y a otros colectivos que trabajan en Cieza, Calasparra… Hoy, martes, la conferencia sobre la Escuela en la República que imparte el profesor Antonio Viñao Frago en el paraninfo de Derecho es el inicio de un ciclo de charlas en Murcia, que, durante este mes de marzo y primero de abril, contará con la presencia del catedrático Pedro María Egea Bruno y los investigadores Floren Dimas Balsalobre y Antonio Martínez Ovejero. Se trata de dar impulso a la Asociación de la Memoria Histórica de Murcia. Porque hay que honrar a las víctimas del franquismo, ese régimen que comenzó con una más de las asonadas militares que han jalonado la Historia reciente de este país. 

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