jueves, 21 de noviembre de 2013

MARCHA DE MAREAS. MURCIA. SÁBADO 23. 18:00 horas

CONTRA LOS GOBIERNOS QUE DESTRUYEN LOS  DERECHOS.


martes, 19 de noviembre de 2013

EL HIJO DEL HERRERO


El 17 de julio de 1936, por orden del ministro de Marina, José Giral, los destructores Lepanto y Sánchez Barcaíztegui parten hacia Melilla, primera ciudad española en sublevarse contra la República, con el fin de evitar el paso de tropas a la península. También se desplazó hacia allá el almirante Valdés. Pero el Sánchez y el Valdés se unieron a la rebelión. No así el Lepanto, aunque en ese buque unos cuantos oficiales se adhirieron a la sublevación. 

En Málaga, la marinería del Lepanto comunicó a don Valentín Fuentes, su capitán, su decisión de detener a quienes habían mostrado su adhesión al alzamiento. Los oficiales son conducidos al Gobierno Civil. Milicianos de Málaga invitan en la Casa del Pueblo de esa ciudad a la marinería del buque a un ágape. Tras el mismo, algunos marineros participan en el fusilamiento de esos oficiales del Lepanto desafectos a la República. Entre aquellas personas se encontraba, sin pretenderlo, pues acudió allí mediante engaño, Camilo Campillo, cabo artillero. El auxiliar de Sanidad Enrique Martínez Godínez y Pedro Cerezuela, armero, ni siquiera llegaron  a estar en el lugar de los fusilamientos, pues se negaron a subir a los coches que llevaban hasta allí a los oficiales del buque. 


Pero tres años después, tras la victoria del bando rebelde, los distintos sumarios abiertos contra 31 tripulantes de ese barco se traducen en el resultado de la condena de tres de ellos a separación del servicio, a distintas penas de prisión para otros doce, a siete ejecuciones  y a una muerte a consecuencia de las torturas sufridas durante un interrogatorio. En efecto, con la detención de Enrique Martínez Godínez, practicada por el teniente de navío Federico Vidal, se precipitan los acontecimientos que van a llevar a su interrogatorio, tortura y brutal asesinato, producto de un apaleamiento, el 25 de mayo de 1939, en las dependencias del SIP (Servicio de Información Personal de la Marina) en Cartagena. El cuerpo es arrojado al mar. Curiosamente, sus verdugos, conocedores de que se les 'había ido la mano' en el interrogatorio, logran que se dicte ese día un auto decretando su puesta en libertad. El cadáver apareció, sin embargo, tres días después, envuelto en un saco,  en la playa de Rihuete, en Mazarrón. El juzgado de Totana, que se ocupó en un primer momento del caso, se inhibió a favor de la jurisdicción militar. Enrique Martínez Godínez fue enterrado en Mazarrón, y sólo tres años después, la familia, tras identificarlo a partir de unos objetos personales, pudo efectuar el traslado de sus restos mortales al cementerio cartagenero de Nuestra Señora de los Remedios. Pero, durante años, vino reclamándose la comparecencia del militar asesinado, dándolo por evadido hacia Francia. 

Siete décadas después de estos hechos, su nieta, Pepa Martínez López, investiga acerca de las circunstancias del asesinato de su abuelo. Las distintas pistas que sigue le van ayudando a reconstruir la verdad de aquellos trágicos hechos. Su libro, El hijo del herrero, es producto de un notable trabajo de archivo y de cotejo de datos bibliográficos y de hemeroteca, pero también de largas conversaciones de la autora con su padre, su abuela, la viuda Josefa Ros Cases, y otros miembros de la familia. El libro de Pepa es una aproximación, también, a la vida cotidiana de Cartagena durante la República, la Guerra Civil y la posguerra. Con esa obra, Pepa, que ha sido maestra de Primaria y ha participado activamente durante años en la vida social y cultural de la ciudad de Cartagena (en el Ateneo de Los Dolores, en el colectivo de Educación de Personas Adultas Carmen Conde...), ha conseguido culminar ese sueño de su padre, el que un día le dijera: «Ah, si yo pudiera alguna vez publicar un libro contando la verdad de lo que le pasó al abuelo». 

Pepa Martínez autora de una novela anterior publicada en 2008 con el pseudónimo Marta Segura, la titulada Trasbordo al tren de la libertad,  pertenece hoy a la junta directiva de la Asociación Memoria Histórica de Cartagena. Al culminar la redacción de esta historia novelada que comenzara a redactar aquella tarde de septiembre de 2007, durante unas cortas vacaciones en Fuerteventura, ha logrado que, de una vez por todas, se conozca la verdad sobre la muerte de su abuelo.

El hijo del herrero ha sido presentado en Cartagena, en 2012, en el Auditorio de la Lonja de Orihuela, en el Ateneo de Madrid y en la cafetería Itaca de Murcia. El pasado viernes, merced a los buenos e incansables oficios de Pepe Hernández Escámez, miembro del Ateneo de la Vila de Archena, tuve el honor de presentar a la autora y su obra en la Casa de la Cultura de esa localidad, en un acto del ciclo Escritores en Archena.

El hijo del herrero es una obra imprescindible, dentro de la no siempre valorada historiografía local, para contribuir a esa reivindicación pendiente de Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del franquismo.

jueves, 14 de noviembre de 2013

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "EL HIJO DEL HERRERO", EN ARCHENA


Mañana, viernes, día 15 de noviembre, en la Casa de la Cultura de Archena. 

Organiza: Ateneo de la Villa de Archena
Presenta el acto: Diego Jiménez



La autora,  Pepa Martínez, maestra jubilada, exsindicalista de STERM , autora de una novela anterior, "Trasbordo al tren de la libertad", en la actualidad forma parte de la dirección de la Asociación de la Memoria Histórica de Cartagena y se dedica a investigar sobre la represión franquista en Cartagena.

En "El Hijo del herrero" investiga la muerte, el día 25 de mayo de 1939, de su abuelo paterno Enrique Martínez Godínez, practicante de la Armada destinado en el destructor "Lepanto", a manos de sus torturadores, hecho acaecido en las dependencias del SIP de Cartagena. Tras el apaleamiento y muerte de Enrique, su cuerpo fue arrojado al mar. Su cadáver apareció a los tres días en la mazarronera playa de Rihuete. Siete décadas después, su nieta investiga acerca de las circunstancias de dicho asesinato. Las diferentes pistas le ayudan a reconstruir la verdad de los hechos acaecidos en los días inmediatamente posteriores al final de la Guerra Civil.

martes, 5 de noviembre de 2013

AMINATU, UNA VOZ DEL SAHARA


http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2013/11/05/aminatu-voz-sahara/510852.html

Aminatu Haidar, de hablar pausado y suave timbre de voz, destila ternura. De apariencia frágil, sin embargo, al poco de empezar a hablar su verbo elocuente confiere a esta mujer saharaui la fuerza de la convicción que emerge de sus incesantes denuncias. Comenzó su alocución en español, pero pronto pidió la traducción desde el francés. Y es que «la dejación de España ha hecho desaparecer el idioma español de mi tierra. En la trastienda de Francia está el borrar todo vestigio de cultura hispana en el Sahara», afirmó.

Aminatu, activista y pacifista saharaui, participó hace unos días en las Jornadas sobre el conflicto del Sahara, organizadas por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia y la Delegación Saharaui en nuestra Región. Comenzó diciendo que la ocupación marroquí del Sahara supone un calvario para la población, con bombardeos, desapariciones forzosas, detenciones arbitrarias, torturas... Esta mujer, que pasó cuatro años aislada del exterior, los ojos vendados y torturada con frecuencia, denunció la dureza de la situación de su pueblo durante el reinado de Hassan II, aunque a partir de 1991 las acciones van destinadas a romper el muro de silencio. Reconoció, sin embargo, que la labor tampoco es fácil con el nuevo monarca, Mohamed VI. «Como activistas, dijo,  hemos sufrido intimidaciones, detenciones arbitrarias, seguimiento de la policía, discriminación hacia los hijos...Pese a ello, la población saharaui continúa con su voluntad de resistencia pacífica».

La denuncia era una constante en su vehemente discurso. «La política represora en la zona ocupada, con bombardeos con gas napalm, envenenamiento de pozos, detenciones arbitrarias... supone un intento de exterminio en toda regla. Esta represión y las vejaciones continuas alcanzan la dimensión de crímenes de lesa humanidad», afirmó. Pese a ello, desde 2005 se han adoptado nuevos métodos de lucha, con manifestaciones pacíficas en las que ondea la bandera nacional saharaui. «Es la Intifada saharaui», enfatizó, al tiempo que denunciaba que Marruecos sigue violando la Carta de la ONU y diversas resoluciones internacionales incluso ante la misión de la ONU (Minurso). El pacifismo que destilan las palabras de Aminatu queda patente cuando, pese a tanto horror, afirmó que «los activistas tenemos una misión: educar e las nuevas generaciones en una sociedad pacífica, pese al contexto bélico en el que nos desenvolvemos». Reconoce, sin embargo, que no hay muchas posibilidades de educar en esos parámetros, pues «la violencia llama a la violencia». Y es que, dijo, «la generación actual ha perdido su confianza en las instituciones internacionales, porque Marruecos sigue despreciando a la comunidad internacional».

Denunció que no hay un clima propicio que facilite las conversaciones Polisario-Marruecos, como lo demuestra el hecho de que, en días pasados, durante la visita que giró Cristopher Ross a las zonas ocupadas se registraron más de doscientos heridos entre las localidades de El Aaiún y Smara.
Aminatu lleva años exigiendo una salida digna para su pueblo, como cuando pidió en su día al expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que rectificara y ejerciera su responsabilidad histórica, jurídica y moral para volcarse con el pueblo saharaui, tal y como hizo Portugal con Timor Oriental.

Felipe Briones, Fiscal en Alicante y secretario de la Asociación Internacional de Juristas por el Sahara Occidental, que intervino en el mismo acto precediendo a Aminatu en el uso de la palabra, dijo que Marruecos no ha respetado la Resolución 1514 de la ONU, de 1960, que está en el origen de la declaración de independencia de los países colonizados. Al día de hoy, en el mundo hay dieciséis territorios no autónomos pendientes de independencia, entre ellos el Sahara Occidental. Y respecto de la brutalidad de la ocupación militar marroquí, recordó que la Resolución 2625 desautoriza expresamente el uso de la fuerza en ese territorio. Briones recordó que cuando se inició el proceso de la ocupación colonial en el siglo XIX el Sahara no tenía vínculos con Marruecos ni con Mauritania (recordemos que, por los Acuerdos de Madrid de noviembre de 1975, el Sahara fue entregado por España a esos países), y que, según las normas del Derecho Internacional, en ningún sentido puede considerarse a Marruecos como potencia administradora colonial. Ese estatus sigue correspondiendo a España. Pero Marruecos, como potencia ocupante, sigue violando, además, las estipulaciones contenidas en el IV Convenio de Ginebra, de 1949, que regula las condiciones de ocupación militar.

Estas consideraciones jurídicas, además de las denuncias de Aminatu, refuerzan mi convicción de que, de una vez por todas, España debe abandonar su postura de entreguismo a Marruecos y su subordinación a la política francesa en la zona para hacerse eco de los clamores de auxilio de nuestros hermanos saharauis. Y apoyar la incansable labor pacífica de Aminatu, una voz del Sahara.