martes, 6 de noviembre de 2007

TEATRO A FALTA DE TEATROS


(Publicado en LA OPINIÓN. 6-11-2007)


Una ciudad es algo más que un agregado de edificios inconexos, ruido de tráfico y bullicio comercial. La personalidad de una ciudad viene dada por el pálpito, la vida urbana, que le confieren sus pobladores y visitantes. El cosmopolitismo es el valor más apreciado de una urbe con cierto empaque, y en ello tiene que ver, más que la actividad comercial, la oferta de una cierta actividad turístico-cultural que la haga atractiva a los visitantes y residentes. Pero en Murcia-capital, ciudad que camina aceleradamente al medio millón de habitantes, la actividad cultural casi brilla por su ausencia. El ‘casi’ intenta salvar la oferta procedente de las semanas culturales que nos ofrecen las cajas de ahorro, entidades privadas obligadas a destinar parte de sus beneficios a fines benéfico-sociales. Empero, la actividad cultural pública no parece merecer un lugar destacado en la agenda política de nuestros gobernantes. Y para colmo de males, la capital de la Región ha iniciado el curso sin representaciones teatrales. El cierre por obras del Teatro Romea, única sala municipal con condiciones (pues el Auditorio y Centro de Congresos es usado por la Escuela Superior de Arte Dramático, el centro Párraga depende de la Comunidad Autónoma, y la sala Isidoro Máiquez, de la Universidad de Murcia), y las obras inconclusas del nuevo Teatro Circo son responsables de esta peculiar, y preocupante, nula oferta teatral en una ciudad que presume de ocupar la séptima posición del Estado en número de habitantes. Menos mal que el municipio cuenta, al menos, con una pequeña red de auditorios (Cabezo de Torres, Beniaján, La Alberca…)

Escenarios y patios de butacas vacíos contrastan con la pasividad con la que encaran la situación las autoridades municipales y regionales. En sus programas políticos no figura como prioridad el dotar a la capital regional de, al menos, cuatro salas dignas para que el teatro vuelva a ocupar el protagonismo que siempre tuvo en el ámbito de la cultura. Sorprende que en la antigua Grecia asistieran a las representaciones teatrales, en algunos casos, hasta 20.000 espectadores y que, en pleno siglo XXI, estemos vislumbrando el languidecimiento de este arte sin que nadie, políticos responsables y, lo que es peor, público destinatario, hagan nada por evitarlo.

Afortunadamente, hay gentes que, con su entusiasmo, intentan suplir ese vacío cultural. La Asociación de Teatro ‘Edmundo Chacour’ dirigida por Manoli Sevilla, viuda de aquel teatrero argentino que recaló en Murcia y que dio al teatro una dimensión pedagógica y popular, con centro en la pedanía murciana de Beniaján, ha recogido el testigo de la actividad de este actor y director teatral y viene organizando, desde hace seis años, una Muestra de Teatro que supone, entre otras cuestiones, un aldabonazo en las conciencias de quienes ignoran la validez artística y de enriquecimiento social de esta actividad cultural. Este año, y durante diez días del pasado mes de octubre, Manoli Sevilla ha logrado montar la “VI Muestra de Teatro Edmundo Chacour”, que se ha desarrollado entre Beniaján y Murcia, y para cuya organización ha contado con la inestimable ayuda del coordinador del Auditorio de Beniaján, Juan Pablo Soler, sin desdeñar la aportación, como colaboradores, de la Concejalía de Cultura, la Alcaldía de Beniaján y entidades como la CAM, Gestibensa y la propia Universidad de Murcia. Pasacalles, teatro infantil, dos mesas redondas que abordaron, respectivamente, el análisis del ‘universo’ de Macondo (Cien años de soledad) y la realidad social y teatral de Colombia, y teatro de calidad (El perro del hortelano, de la Compañía Cachivaches, Samarkanda, texto de Antonio Gala puesto en escena por la Compañía Summa Cavea, El círculo de tiza caucasiano, de Bertold Brecht y El juego del amor y del azar, de Marivaux, estas últimas obras a cargo, respectivamente, de los grupos murcianos Compañía Ferroviaria y la Ruta Teatro) han colmado la programación de la semana.