miércoles, 6 de junio de 2007

LUÍS MACAS, REPRESENTANTE DE LOS INDÍGENAS DE ECUADOR: “QUEREMOS UN ESTADO QUE NOS COBIJE A TODOS”.



El líder ecuatoriano exigió en Murcia la presencia de las comunidades indígenas de ese país andino en la nueva Asamblea Constituyente.


Murcia, 6 de junio de 2007.- Luís Macas es menudo, viste el típico poncho andino y adorna su cabeza, de la que cuelga un largo mechón de pelo trenzado, con un sombrero de paño. Sus rasgos faciales plenamente indígenas esconden una personalidad cálida, de hablar templado, con verbo fluido y discurso convincente, propio de quien dedica su vida a la defensa de las comunidades indígenas que aún, por fortuna, sobreviven en los recónditos rincones de la selva amazónica y en los riscos rocosos de la cordillera andina.

Líder de las ‘naciones indígenas’ de Ecuador –según definió a estos pueblos-, antropólogo de profesión y miembro de la CONAIE (Confederación Nacional de Asociaciones de Indígenas Ecuatorianos) está de gira por nuestro país. Ha recalado en Murcia, invitado por la ONG ‘Acsur-Las Segovias’ después de su paso por Madrid, Barcelona y Valencia. En el hemiciclo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Merced presentó el pasado día 5 las aspiraciones de las comunidades indígenas de ese país andino ante el proceso abierto por el nuevo presidente electo, Rafael Correa, tendente a la configuración de una Asamblea Constituyente.

El acto fue presentado por Ana García Caro, de ACSUR-Las Segovias, que previamente dio la palabra a Manuel Medina, miembro de la Asociación ‘Inti Ñam’, con sede en Valencia, que pretende la consolidación y la potenciación de la realidad cultural indígena, de cara a la presencia de estas comunidades, junto con otros sectores sociales, como mestizos, blancos, etc., en el proceso abierto en Ecuador con la Asamblea Constituyente, proceso que fue definido por Medina como resultante de las “ganas de cambio de las bases indígenas”.

Luis Macas comenzó saludando a las personas representantes de la inmigración ecuatoriana en Murcia y agradeciendo el apoyo a la causa indígena de ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, resaltando especialmente la acogida de ACSUR-Las Segovias en Murcia. Definió como “proceso irreversible” los cambios que se están dando en América Latina, con una notable polarización social fruto del derrumbe de todo un modelo económico hasta ahora vigente y con una particularidad: la emergencia de los pueblos de América Latina. Después de calificar como ‘cíclicos’ los procesos históricos, dijo que “no hay que desperdiciar las oportunidades que se nos presentan”, en alusión a las nuevas situaciones en países como Venezuela, Bolivia, Uruguay, Perú, México, Colombia…en los que una nueva expresión social trae “aires de cambio, por la lucha de estos pueblos, sin desdeñar al colectivo indígena”.

Calificó el proceso ecuatoriano como un hecho concatenado con esos procesos de cambio, “no es un hecho aislado”, afirmó, para calificar el actual marco tendente a consolidar una nueva Asamblea Constituyente como el resultado de la lucha de los trabajadores, campesinos, indígenas, intelectuales…en suma, de todo el pueblo de Ecuador.


Propuestas económicas básicas del movimiento indígena

Haciendo alusión al saber de sus antepasados, recordó que éstos afirmaban que todo cambio social precisa alguien que dirija el proceso, el momento adecuado para que éste se produzca y un pueblo dispuesto a secundarlo, tras lo que esbozó las líneas maestras de las reivindicaciones indígenas en ese país andino. Previamente, recordó que ya en 1990, la CONAIE planteó la urgencia del cambio social en Ecuador, bajo estas premisas: cambio político, cambio económico y cambio social.

L. Macas defendió con énfasis, como ‘conditio sine qua non’ para un auténtico cambio sociopolítico en su país, la necesaria redistribución de la riqueza, en la medida, dijo, en que “hoy soportamos dificilísimas condiciones de vida; el 80% de la población de Ecuador vive por debajo de la línea de la pobreza”, estadísticas que el Banco Mundial se ha encargado de ocultar. Para redistribuir la riqueza del país, es urgente que los recursos naturales pasen a manos de los ecuatorianos. Poniendo como ejemplo la riqueza petrolífera del territorio, “no es de recibo que la relación actual sea de 80-20 (80% de beneficios para las petroleras y sólo un 20% para el país), pues no se explota con un criterio de justicia social y de equidad”. Macas se remite a la experiencia de Evo Morales en Bolivia, para defender la necesaria nacionalización de los recursos petroleros y mineros, pues, entre otras cosas, este modelo económico dependiente ha conducido a que “en América Latina se han perdido las condiciones de dignidad de los pueblos, en virtud de la depredación del medio ambiente”. Macas recordó que durante miles de años las comunidades indígenas de América Latina han mantenido celosamente la biodiversidad, por lo que propugna conservar un ‘pulmón verde’ en Ecuador. Incluso llegó a denunciar la necesidad de un salvoconducto para que los propios ecuatorianos puedan acceder a las zonas de explotación petrolera en manos de las multinacionales.

Propugnó, además, la necesidad de una fuerte inversión, con recursos propios, para reactivar la economía y cargó tintas contra los llamados Tratados de Libre Comercio, a los que calificó de “Feria Libre” sobre los recursos naturales que aún quedan en el país.

Al referirse a la necesaria reforma agraria -medida que, según dijo, no está en la agenda prioritaria del presidente Rafael Correa-, afirmó que el 73% de las tierras cultivables están en manos de sólo el 9% de la población del país, por lo que reforma agraria no sólo ha de servir para detener la sangría de la emigración sino también para garantizar la soberanía alimenticia.


Descolonizar la democracia

Luis Macas apuesta por despolitizar las instituciones del Estado y por la ‘descolonización de la democracia’, en la medida en que se preguntó: “¿Quiénes construyeron Ecuador en 1830? Las aristocracias locales, dejando al margen a vastos sectores de la sociedad”. Recordó que “el Estado no llega a la última comunidad andina, a la Amazonía…”, por lo que, enfatizó, “queremos un Estado que nos cobije a todos”. Un Estado plurinacional, con el reconocimiento de la diversidad cultural y de todas las naciones y pueblos existentes con anterioridad a la existencia del mismo Ecuador. Reivindicó, así mismo, el reconocimiento de la pluralidad jurídica, es decir, las múltiples formas en que las comunidades indígenas han aplicado la justicia ancestralmente en el territorio, y mostró su escepticismo hacia la tradicional división de poderes, cuestionándose que el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en su versión occidental, sean exportables como tales poderes en exclusiva a Ecuador.


Refundar el país

Macas evidenció la total carencia de prestigio de las instituciones de Ecuador, por lo que exige que la Asamblea Constituyente se dote de plenos poderes para proceder a una refundación del país, incluyendo la rearticulación de la sociedad, pues, dijo, “el modelo económico vigente ha desarraigado a muchas gentes, con pérdida, a su vez, de valores identitarios”. Criticó la negativa del presidente electo Rafael Correa a la presencia de lo que Macas denominó ‘naciones indias’ en la Asamblea Constituyente, en igualdad de derechos con las demás etnias de Ecuador, en la medida en que “negros, indios, mestizos, blancos…estamos condenados a entendernos”, dijo.

Y, en otro orden de cosas, las comunidades indígenas de Ecuador reclaman que la nueva Constitución contemple, junto a la propiedad privada y la estatal, la propiedad comunitaria, recordando que la Constitución de 1998 introdujo el vago principio de ‘derechos colectivos’ de los pueblos, pero nada más se avanzó.


Mirando al medio ambiente

Luís Macas no olvidó en su exposición algunas referencias a problemas medioambientales. Así, denunció que el glaciarismo ha desaparecido, prácticamente, de volcanes tan emblemáticos y conocidos como el Chimborazo y el Cotopaxi, defendiendo, pues, la necesidad de frenar el calentamiento global. “Desde el Sur contemplamos, asustados, cuánta energía se despilfarra en el mundo desarrollado”, apostilló, para recordarnos, a continuación, una reflexión que hiciera su padre: “En cadena vamos a irnos al infierno todos”, por lo que propugna una defensa a muerte de su territorio y el mantenimiento de la biodiversidad.


Animadísimo coloquio

Terminada la intervención de Luís Macas, la mesa dio paso a un animadísimo coloquio, en el que Luis Ochoa, inmigrante ecuatoriano residente en nuestra Región y miembro, a su vez, de la Asociación ‘Inti Raymi’, pidió explícitamente la conservación de las múltiples lenguas que se hablan en Ecuador y la preservación de tradiciones ancestrales, como la justicia popular de ese país. Ochoa denunció la “pérdida de la soberanía sobre nuestros árboles, nuestros productos y la destrucción de los ríos del Oriente amazónico”, dijo, por la actividad de las compañías petroleras.

Diego Jiménez recordó a Ochoa que R. Correa, en su reciente visita a Murcia antes de su elección presidencial, mostró su predisposición a realizar una política económica autónoma, al margen de los organismos financieros internaciones (FMI y BM), por lo que mostró su extrañeza ante la lentitud de los cambios que propugna el presidente. Preguntó, además, a Ochoa sobre las resistencias ante el cambio.

El líder indígena recordó que las resistencias existen, sobre todo en sectores del ejército y en los partidos derechistas, como el socialcristiano y el de Álvaro Noboa, ex candidato presidencial, pero aportó el dato de que el Tribunal Supremo Electoral había expulsado de la Asamblea Legislativa a un total de 57 diputados conservadores que querían entorpecer los avances. Avances que deben ser inexorables, como lo demuestra el dato de que el pasado 15 de abril un 81,67% de votantes se pronunció a favor de la nueva Asamblea Constituyente, que debe ser un espacio de reencuentro de las nuevas emergencias sociales y políticas, pero descartando a los partidos tradicionales que puedan entorpecer el cambio. “Sí, existen fuerzas que pueden frenar el proceso, pero ese porcentaje de votos es abrumador, y demuestra el respaldo popular al liderazgo de Correa”, dijo.

Vicente Cervantes relativizó, en su intervención, las reticencias de Correa al cambio propuesto y con un símil comparó al presidente electo con un “pura sangre”, recordando que, en estos animales, lo importante no es la partida sino cómo llegan a la meta. Cervantes esbozó la posibilidad de que Rafael Correa guarde algunas cartas que aún no ha exhibido, y recordó que en Venezuela, tras diez años, se están empezando a abordar reformas que, inicialmente, eran demandadas por la población, porque todo proceso tiene sus propios ritmos. Cervantes advirtió, además, de un posible e indeseable cambio de ciclo en América Latina si el PP gana las elecciones legislativas en España, lo que frenaría aún más el proceso, al no contar con el apoyo diplomático español.

En respuesta a esas alusiones, Luís Macas se apoyó en el 81,67% del apoyo popular a las reformas emprendidas por Correa para exigir el necesario encuentro con las “distintas propuestas de los distintos actores”, dijo, recalcando a continuación como inaplazables la redistribución de la riqueza y la reforma agraria. Evidenció, entre otras cosas, el incumplimiento presidencial de la negativa al pago de la Deuda Externa de Ecuador, en la medida en que ésta se sigue amortizando. “Ecuador debe, en estos momentos, 11.700 millones de dólares, y nosotros decimos ‘No al pago’ de la Deuda”, dijo.

Aludió, a continuación, al enorme daño que están haciendo entre las comunidades campesinas las iglesias protestantes, que, desde Estados Unidos, están llegando al país para aleccionar a esas poblaciones en un sentido conservador.

Terminó el coloquio con las intervenciones de Rubén, joven indígena inmigrante ecuatoriano, que preguntó a Macas si habían pensado fórmulas para, con carácter inminente, dotar de recursos para subsistir a las comunidades campesinas, y Liliana, de la Asociación de Mujeres Hispanoamericanas de la Región Murciana, quien expresó a este líder indigenista el apoyo del alto porcentaje de mujeres inmigrantes residentes en la Región al proceso de la Asamblea Constituyente en Ecuador.