domingo, 22 de abril de 2007

CRUEL CARRETERA: ESTADÍSTICAS CUMPLIDAS


(Publicado en LA OPINIÓN, 17-4-2007)

Un año más, y coincidiendo con el final de la operación especial de la Semana Santa, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha hecho públicas las cifras de mortalidad en carretera. Y aunque las 106 personas fallecidas en el asfalto son cuatro menos que en igual periodo de 2006, las cifras no son para echar las campañas al vuelo. Una vez más, se han cumplido las previsiones estadísticas. Para empezar, a esas 106 muertes habría que añadir algunas más de entre las 62 personas heridas graves que pueden haber fallecido en las horas posteriores al recuento, y que no computan inicialmente a efectos estadísticos.
De las cifras aportadas por la DGT, extraigo éstas significativas. Por grupos de edad, entre los 15 y 24 años se han registrado 18 fallecimientos; 21 muertes entre los 25 y 34 años, y 23 (la cifra más alta), entre los 35 y 44 años. Lo cual nos indica el perfil tipo (familias medias) de las personas que se desplazan masivamente a los centros vacacionales. El componente juvenil de los fines de semana está ausente, como se ve. Otro dato preocupante, que nos invita a la reflexión: por tipo de vehículo, 75 de esas muertes se han producido en turismos y ninguna en autobús. En cuanto a las causas, las salidas de la vía han supuesto el 44% de esas muertes y los choques frontales, el 23%. Si sumamos a estos datos el tipo de vía en que se han dado los siniestros, con 82 muertes en las carreteras convencionales y 18 en autovías y autopistas, concluimos que el lamentable estado de la red viaria convencional es fuertemente responsable de esta sangría estadística, a lo que se añade el peligro de circular (desde luego a más de 100 km/hora, la velocidad máxima recomendada) por carreteras con un único carril por cada sentido.
Las autoridades responsables del tema tienen propensión a desdramatizar esta cruel realidad recurriendo a otros datos estadísticos como el que ahora les aporto en un cuadro, referidos a las muertes en carretera en relación el parque móvil, y para lo que he elegido ciertos años al azar:

Años/Mill.vehículos/Muertes por millón


1990 / 15,07 / 12,73
1995 / 18,37 / 8,32
1999 / 21,47 / 8,05
2005 / 27,00 / 3,88
2007 / 28,3 / 3,74

Podría pensarse, a la luz de estos datos, que el descenso de víctimas ha sido significativo. Pero nunca es suficiente. ¿Por qué nos impresionan las víctimas de cualquier atentado terrorista y contemplamos como algo normal las muertes en carretera? Está claro que el efecto disuasorio del denominado carné por puntos no termina de funcionar. Tampoco, por su significativa ausencia, el de la vigilancia a cargo de los agentes de la DGT en las carreteras. En un reciente desplazamiento de Murcia a Toledo he contabilizado ¡dos parejas motorizadas!, y eso en un trayecto de ida y vuelta.
Ante esta cruel realidad, hacen faltas más medidas preventivas y educativas y menos coercitivas y recaudadoras. ¿Para cuándo tendremos una red viaria secundaria decente? ¿Por qué se potencia el desplazamiento masivo por carretera (el PEIT contempla la construcción de 6.000 nuevos kilómetros de autovías y autopistas) y dejamos languidecer el ferrocarril convencional? ¿Cuándo se van a atrever los gobiernos a limitar, por ley, la velocidad máxima de los vehículos en el momento de su fabricación? ¿Cuándo nos dotaremos los automovilistas de sentido común?

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